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La Píldora del día Siguiente
editorial edición Nov 2009 escribe Jorge Manrique
Al día siguiente de un coito entre un hombre y una mujer. Es decir, esa relación sexual, lo más natural de este mundo, mediante la cual todos llegamos a esto que se llama vida pero que tarde o temprano la muerte nos da. Claro está excluyendo a Jesús de Nazareth, reconocido por todos como el más grande de los hombres pero que, en el más celoso de los misterios de la fe católica, dizque le trajeron los angelitos.
Desde todos los tiempos siempre existirán muchas ocasiones donde el deseo sexual de las personas desborda el tino y las niñas sucumben al poder de un seductor galán, que tal vez en el exceso de tragos o por algún alucinógeno hacen ver como tal. Luego el despertar y las reacciones, no puede ser, has caído como accidentada en un choque y fuga. O tal vez piensas, yo no quería llegar a esta circunstancia, ese hombre ni me quiere ni lo quiero, y ahora quién podrá ayudarme. Cuántos podríamos haber sido engendrados en estas circunstancias de zozobra psicológica. Dentro del matrimonio por lo general la mayoría de los nacidos después del segundo o tercer hijo, ahora más que nunca, llegan ya con la etiqueta de hijo no deseado. También existen los casos de las perfectas casadas con alguna relación extra que dio lugar a ese dicho de las abuelas, “los hijos de mis hijas, con seguridad son mis nietos, los de mis hijos vaya usted a saber”. muchos caminan por allí con gran apellido pero con otro padre biológico.
Otro tema es la relación de incesto, entre hermanos o entre padres e hijos. Ni que decir del tema de la violación. Las doncellas sabemos tienen que ser desfloradas pero eso no quiere decir que naturalmente no condenemos y aborrezcamos la violación, más aún cuando se trate de una niña menor de 14 años o sin llegar siquiera a los 44 kilos de peso.
Ese deseado, o no deseado, chorro de eyaculación masculina que inunda la vagina femenina con millones de espermatozoides, pero que tan sólo uno de ellos pescará la tinka por ese óvulo ávido de ser fecundado, sigue siendo el problema de nunca acabar. Ya juntos caminan hacia ese altar que es el endometrio, que se encuentra al fondo, supongo yo, del útero. Todo esto es lo animal, es decir sucede por nuestra propia naturaleza. En esto alguna nena se toma una pastilla que dicen es el más grande descubrimiento de la ciencia anticonceptiva, y fuacateles les interrumpe el libre tránsito y los elimina de sopetón.
En todo esto sale por allí algún médico a decir, cuidado que esta práctica es abortiva. Los curas y los para curas (por aquello de médicos y para médicos) paran las orejas y sin mayor análisis proclaman a los cuatro vientos que los demonios de la ciencia reviven a Galileo Galilei y hay que condenarlo a como de lugar. Los feligreses y seguidores, que siempre creen a pie juntillas el discurso de púlpito, hacen el eco y como siempre sin el menor conocimiento salen por calles y plazas renegando contra este avance de la ciencia.
Aquí surge la pregunta Desde qué momento se podría considerar la unión de hombre con mujer como que ya engendraron una nueva vida?, Bastará con mezclar sus productos lechosos o tienen estos que llegar unidos al trono endiometríco donde se desarrollará el óvulo fecundado y maduro, como nos enseñaron en el colegio estos mismos curitas, para recién iniciar la nueva vida. Porque sino es así, la iglesia debería ordenar al menos una oración fúnebre después de cada relación sexual fallida, pues no siempre los óvulos fecundados llegan naturalmente al endometrio, sin que ninguna sustancia química se lo impida. Si ya tienen vida pues hay una defunción y a ponerse luto.
La verdad es que para la mayoría de científicos no se está interrumpiendo la vida sino impidiendo que ésta comience, y así lo cree el ministro de salud, la ministra de la mujer y lo expresan libremente. Pero el ministro de guerra “artututurufuro”, Opus Dei confeso, realiza un lobby ante el tribunal constitucional y logra junto con el cardenal Cipriani, que los vejetes machistas (a decir del propio presidente García, pero con otras palabras) del máximo tribunal decreten la prohibición para que el gobierno provea gratuitamente de la píldora a la población femenina que la solicite. En eso los ministros antes mencionados, sin la menor duda de tener la verdad de su parte, en un inteligente ardid dicen que la resolución del TC prohíbe la distribución gratuita, más no su venta. Ergo ellos se proponen venderla a un precio simbólico, empresa que no creemos deje prosperar el Presidente García, sujetado por aquel dicho popular de que “al que carga andas el Cardenal lo manda”
Desde EPOCA creemos que esta polémica pildorita, convertida en el más grande símbolo de la liberación femenina, finalmente, analizadas las razones científicas que la declaran totalmente inocua, será aceptada por la iglesia católica, y tal vez algún día, más temprano que tarde escuchemos desde el púlpito decir "Usadla sin temores hijas mías, que no ireis al infierno".
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La Píldora del día Siguiente
editorial edición Nov 2009 escribe Jorge Manrique
Al día siguiente de un coito entre un hombre y una mujer. Es decir, esa relación sexual, lo más natural de este mundo, mediante la cual todos llegamos a esto que se llama vida pero que tarde o temprano la muerte nos da. Claro está excluyendo a Jesús de Nazareth, reconocido por todos como el más grande de los hombres pero que, en el más celoso de los misterios de la fe católica, dizque le trajeron los angelitos.
Desde todos los tiempos siempre existirán muchas ocasiones donde el deseo sexual de las personas desborda el tino y las niñas sucumben al poder de un seductor galán, que tal vez en el exceso de tragos o por algún alucinógeno hacen ver como tal. Luego el despertar y las reacciones, no puede ser, has caído como accidentada en un choque y fuga. O tal vez piensas, yo no quería llegar a esta circunstancia, ese hombre ni me quiere ni lo quiero, y ahora quién podrá ayudarme. Cuántos podríamos haber sido engendrados en estas circunstancias de zozobra psicológica. Dentro del matrimonio por lo general la mayoría de los nacidos después del segundo o tercer hijo, ahora más que nunca, llegan ya con la etiqueta de hijo no deseado. También existen los casos de las perfectas casadas con alguna relación extra que dio lugar a ese dicho de las abuelas, “los hijos de mis hijas, con seguridad son mis nietos, los de mis hijos vaya usted a saber”. muchos caminan por allí con gran apellido pero con otro padre biológico.
Otro tema es la relación de incesto, entre hermanos o entre padres e hijos. Ni que decir del tema de la violación. Las doncellas sabemos tienen que ser desfloradas pero eso no quiere decir que naturalmente no condenemos y aborrezcamos la violación, más aún cuando se trate de una niña menor de 14 años o sin llegar siquiera a los 44 kilos de peso.
Ese deseado, o no deseado, chorro de eyaculación masculina que inunda la vagina femenina con millones de espermatozoides, pero que tan sólo uno de ellos pescará la tinka por ese óvulo ávido de ser fecundado, sigue siendo el problema de nunca acabar. Ya juntos caminan hacia ese altar que es el endometrio, que se encuentra al fondo, supongo yo, del útero. Todo esto es lo animal, es decir sucede por nuestra propia naturaleza. En esto alguna nena se toma una pastilla que dicen es el más grande descubrimiento de la ciencia anticonceptiva, y fuacateles les interrumpe el libre tránsito y los elimina de sopetón.
En todo esto sale por allí algún médico a decir, cuidado que esta práctica es abortiva. Los curas y los para curas (por aquello de médicos y para médicos) paran las orejas y sin mayor análisis proclaman a los cuatro vientos que los demonios de la ciencia reviven a Galileo Galilei y hay que condenarlo a como de lugar. Los feligreses y seguidores, que siempre creen a pie juntillas el discurso de púlpito, hacen el eco y como siempre sin el menor conocimiento salen por calles y plazas renegando contra este avance de la ciencia.
Aquí surge la pregunta Desde qué momento se podría considerar la unión de hombre con mujer como que ya engendraron una nueva vida?, Bastará con mezclar sus productos lechosos o tienen estos que llegar unidos al trono endiometríco donde se desarrollará el óvulo fecundado y maduro, como nos enseñaron en el colegio estos mismos curitas, para recién iniciar la nueva vida. Porque sino es así, la iglesia debería ordenar al menos una oración fúnebre después de cada relación sexual fallida, pues no siempre los óvulos fecundados llegan naturalmente al endometrio, sin que ninguna sustancia química se lo impida. Si ya tienen vida pues hay una defunción y a ponerse luto.
La verdad es que para la mayoría de científicos no se está interrumpiendo la vida sino impidiendo que ésta comience, y así lo cree el ministro de salud, la ministra de la mujer y lo expresan libremente. Pero el ministro de guerra “artututurufuro”, Opus Dei confeso, realiza un lobby ante el tribunal constitucional y logra junto con el cardenal Cipriani, que los vejetes machistas (a decir del propio presidente García, pero con otras palabras) del máximo tribunal decreten la prohibición para que el gobierno provea gratuitamente de la píldora a la población femenina que la solicite. En eso los ministros antes mencionados, sin la menor duda de tener la verdad de su parte, en un inteligente ardid dicen que la resolución del TC prohíbe la distribución gratuita, más no su venta. Ergo ellos se proponen venderla a un precio simbólico, empresa que no creemos deje prosperar el Presidente García, sujetado por aquel dicho popular de que “al que carga andas el Cardenal lo manda”
Desde EPOCA creemos que esta polémica pildorita, convertida en el más grande símbolo de la liberación femenina, finalmente, analizadas las razones científicas que la declaran totalmente inocua, será aceptada por la iglesia católica, y tal vez algún día, más temprano que tarde escuchemos desde el púlpito decir "Usadla sin temores hijas mías, que no ireis al infierno".
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